domingo, 10 de mayo de 2015

Cómo “tener” el “miembro” sexual del sexo opuesto

Nada tiene que ver esto con la transexualidad sino con el transformismo.
Personas heterosexuales que sienten excitación al llevar a cabo sobre su cuerpo cambios propios del sexo opuesto. Normalmente se ciñe a la ropa y es muy mayoritariamente de los hombres transformistas que son también fetichistas de lencería o zapatos. Pero en algunos casos se va más allá y en algo así como una feminización (enlace) voluntaria, resulta antiestético el paquetón oprimido por las braguitas.
Al contrario, algo falta cuando una chica se masculiniza y bajo el pantalón no hay nada que abulte.

Ocultar el pene:

Hay técnicas espectaculares que llevan a cabo los travestis de las que os podéis documentar en internet. Pero éstas son a mi juicio complicadas y con las que al menos yo, me siento incómodo ya que suelen ser más satisfactorias para personas con tendencia a la transexualidad y no es el caso.
Así que de forma burda pero efectiva y para mí muy excitante y placentera, lo que hago es, antes de la erección firme, cojo mi pene, lo pongo “hacia arriba”(la punta en contacto con la barriga), y voy descenciendo la punta como si el pene fuera una aguja de reloj (tenemos que pensar si lo bajamos por la izquierda o por la derecha, hay que probar porque no se siente lo mismo una vez colocado) sin que la punta deje de tocar el cuerpo. Se va bajando la punta hacia la pierna del lado correspondiente y sin que la punta deje de tocar el muslo conforme se va bajando, se sigue el recorrido hacia atrás, como si fuéramos buscando el ano. Intentamos “guardar la punta del pene en la raja del culo”. Lo ideal es comenzar esta operación con una braguita puesta, bajada a la altura del medio muslo. Con la otra mano ajustamos la base del pene apretando un poco y metiendo los testículos entre las piernas (“acariciamos” nuestro chochete) mientras tiramos de la punta hacia atrás. La braguita ajustada mantendrá cada cosa en su sitio.
Es especialmente excitante para las personas que siguen este tipo de prácticas vestirse con un pantalón de tipo vaquero (de cualquier tela, no tiene que ser tejano) muy apretado, y abrochárselo justo después de haberle hecho a los genitales un último ajuste (empujar la base del pene hacia abajo y atrás y al pene un último tirón hacia atrás de forma que quede “tirante”).

Conseguir un pene:
Poner parece más fácil que hacer desaparecer. Para aparentar que ahí hay algo, basta con poner un trapo (el típico par de calcetines enrollados) en el lugar adecuado. Estéticamente “ya hay algo” pero no parece que la sensación que nos vaya a producir sea la más auténtica.
Depende del uso que se le quiera dar a ese pene, pero existen opciones bastante interesantes.
Como ya hemos hablado en otras entradas, una posibilidad es el arnés que se coloca la mujer sujeto mediante correas, a la cintura y a los muslos (o bien como una especie de braga con hebillas por detrás), con un pene de goma en su ubicación normal. Hay versiones de este arnés en el que la cogida del pene es removible, por lo que el miembro puede quitarse y ponerse, e incluso colocar otros accesorios.

Penetrar con este arnés hace que la chica pueda literalmente follar a la otra persona, pudiendo hacer los movimientos propios de ello y hacer sentir las mismas sensaciones como si el pene fuera suyo.
Ahora bien, a pesar de que poder follar a alguien con total autonomía da un subidón indescriptible, este pene no produce placer por tacto a “quien da”. Por ello se recomienda mantener un dildo introducido en la vagina antes de colocar el arnés, de forma que al moverse mientras folla a la otra persona, también tus genitales experimenten directamente sensaciones fruto del movimiento. Algunos arneses tienen cogida por fuera para colocar un pene “para dar” y otra un poco más abajo para colocar otro hacia
adentro “para recibir”.
De todas formas, personalmente pienso que lo más placentero es, antes de ponerte el arnés, tener dentro unas bolas chinas.
Y es que la pega es que la entrada de la vagina de una mujer está, en comparación, más abajo que la base del pene de un hombre.
Pero no por ello dejan de existir utensilios fascinantes para las relaciones lésbicas. Un pene doble. Tú te mueves: ella siente dentro y tú sientes dentro. Ella se mueve: las dos sentís dentro también. Ideal para hacer “la tijereta”.


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